domingo, 8 de enero de 2012

ESPACIOS VIRTUALES Y EL "AGUANTERISMO" CRIOLLO



Cada vez que se ingresa a un medio virtual, dícese periódico, revista, red social, página web especializada, wiki, foro y demás…es inevitable encontrarse con personas que agreden verbalmente a otras por el simple hecho de opinar, pensar o –peor aún-  gustarle algo diferente a lo que ellos opinen, piensen o gusten. A estos individuos que disfrutan del odio virtual para ser medianamente reconocidos por algo en su existencia, como varios bien saben, se les conoce como “trolls”; sin embargo, y que me caiga el mundo encima, los “trolls” colombianos (probablemente por razones de nuestra obvia realidad que no entraré a explicar) son particularmente más agresivos, grotescos y violentos que los trolls de otras latitudes. Basta con entrar en Youtube y buscar un video de River Plate para ver como los hinchas de Boca Juniors ofenden a los “gallinas”, y hacer lo mismo entrando a ver un video de cualquier equipo “grande(?)” de Colombia a ver de qué manera los unos a los otros se agreden. Haga el mismo ejercicio entre los chavistas y no chavistas venezolanos, y los uribistas y no uribistas colombianos en cualquier website de los correspondientes periódicos locales, y verá la notoria diferencia entre trolls de diferentes nacionalidades. Y aunque mundialmente hay trolls del arte, de la ciencia, de la música, de la política, del deporte y de cualquier cosa, en esta ocasión quiero centrarme en el susodicho espécimen colombiano del fútbol ya que este es el más apasionado y a la vez grotesco de todos.

Es innegable la importancia que el fútbol tiene en la sociedad mundial. Por algo es el único deporte cuyo campeonato mundial logra captar una atención similar a la de los juegos olímpicos, y cuyos triunfos o fracasos pueden generar en las masas profundos sentimientos de orgullo y pletórica alegría así como otros de profunda decepción e incluso vergüenza. Pero en Latinoamérica, la cosa se siente aun más fuerte. De este lado del mundo, y vamos a centrarnos en nuestra Colombia, muchos optan por comer menos, no comer, robar, mendigar, endeudarse, mentir y escaparse de sus responsabilidades laborales, escolares e incluso familiares para  poder asistir sagradamente al estadio o al menos ver el partido de su equipo por TV. En varios de nuestros contextos se desayuna, se almuerza y se cena fútbol. Todos sabemos mucho y todos sabemos muy poco, todo depende del receptor de nuestro mensaje; pero lo único realmente cierto es que este juego de verdad es una pasión, y es realmente importante en muchísimos planos de nuestra sociedad.

Hasta acá todo suena más o menos bien; pero todo se tornó lamentable en el momento que la profunda pasión por este excitante, maravilloso y hermoso juego, se convirtió en un nuevo pretexto para agredir, vociferar, lanzar improperios regionalistas y sexistas, y hasta para matar. Acá el objetivo NO es centrarse en las barras bravas, ni en la problemática social de muchos de sus integrantes, quienes “a ojo de buen cubero (?)” “sufren de un gran desapego familiar, y que al no recibir apoyo del gobierno, no tienen acceso a la educación, y que por estos y otros tantos factores  son seducidos fácilmente por las ventajas que les ofrece pertenecer a un grupo de desconocidos que se ponen una camiseta de un mismo equipo de fútbol y que les brindan tanto de lo que no han encontrado en esos otros ámbitos que por derecho deberían ya haber disfrutado”. Digamos que esa limitada perspectiva de la problemática es real y lamentable, pero acá la pretensión es enfocarse en los “aguanteristas virtuales” que tienen muchas más comodidades que los muchachos mencionados anteriormente.

Me refiero a los “aguanteristas” que comen y duermen bien, los que tienen un “laptop” en casa con buena conexión a Internet, los mismos que valientemente se esconden para provocar violencia y levantar improperios contra los que les gusta una camiseta de otro color; esos mismos  que no tienen que esforzarse mucho para conseguir el billete para ir al estadio a portarse tan “vándalos” como los otros, los que tienen un vocabulario fluido y exquisito para despotricar de otras razas y regiones de su propio país, los que incitan con sus jocosos comentarios xenofóbicos a que un par de hinchas con camisetas de diferentes colores se odien  profundamente y expresen ese odio a través la agresión física el bendito día que se encuentren en la calle con sus enemigos.    

Todos estos comentarios regionalistas, xenofóbicos y “aguanteristas” de tantas “personas de bien” que trabajan y se esfuerzan como cualquiera de nosotros, confirman que nuestro país está  mentalmente enfermo y capando clínica de reposo. Es difícil creer que un país con tanto potencial intelectual, esté lleno de gente con neuronas útiles sólo para agredir, ser violento y ofender sin parar, incluso en cosas tan insignificantes como un juego; y lo peor, un juego que supuestamente se ama. Los hinchas hoy en día poco hablan de fútbol de verdad; en las noticias de sus equipos o de los equipos rivales, se comenta más de la promiscuidad de las habitantes de cierta región, de la ignorancia de los habitantes de la otra, de las costumbres zoofílicas de los habitantes de otra, de los hábitos sexuales de las progenitoras de los que les gusta un equipo rival, de los millones de hinchas que siguen a su equipo (números que al aglomerarlos a veces llegan a superar la población del país) y de la grandeza de los clubes de un país que, para nuestro infortunio, es poco respetado en el fútbol mundial. Ya pocos defienden a sus equipos con argumentos deportivos, ya no hay miles de técnicos en las calles, bares y cafeterías de las ciudades, ya pocos proponen una alineación ideal para su selección, ya las motivaciones para hablar de fútbol son otras.

Sería interesante que estos “aguanteristas” sepan explicar cuál podría ser el fruto de andar ofendiendo e incitando a la violencia y a la agresión. Que por favor también expliquen cómo odiar y tratar a las patadas verbal y físicamente a un desconocido que le gusta un "equipo de fútbol" diferente al suyo NO es un actuar totalmente irracional y carente de todo sentido. Que expliquen cómo generalizar despectivamente sobre regiones y personas de su mismo país es un proceder inteligente que le aporta algo invaluable al progreso general o personal.  

O será mejor explicarles que ese tono pandillero y agresivo es sólo muestra de una precaria identidad y de portentosas características de individualismo e intolerancia sólo comparables a las de algunas especies animales supuestamente inferiores. Explicarles que un país que tiene más de 15.000 asesinatos al año, no necesita que una de sus fiestas más coloridas y alegres en su esencia, el fútbol, no deba ser una razón más que conlleve engrosar esas macabras cifras. Será esencial explicarles que muy pocos de ellos (quizás ninguno) juega o ha jugado en sus dichosos equipos. Es bueno hacerles saber que los jugadores, los que de verdad deberían hacerse "matar" por esos equipos, los que comen y viven de eso, NO se odian con los jugadores de sus equipos rivales, así como las recalcitrantes hinchadas lo hacen. Es importante recordarles que lo que nos gusta de verdad, lo disfrutamos, nos genera placer. Al menos personalmente eso me genera viajar, estar con la mujer que me gusta, tomar una cerveza bien fría, ver una buena película, leer un buen libro y el fútbol obviamente. Cada vez que gozo de alguno de esos placeres, no me dan ganas de pegarle a nadie, ni de agredir a nadie; sólo me dan ganas de vivirlos al máximo… tal y como vengan. Si viendo fútbol madreo, madreo al juez, a mi propio equipo por no ganar o jugar mal, y en otros contextos madreo al destino por no tener plata para la cerveza, o a mí mismo por no tener el “viaje” para con esa “hembra” que me mata.

Ojalá algún día  esa misma vehemencia para ofender y agredir a hinchas de otros equipos, o a los que les gusta un género música diferente, o a personas que tienen otras perspectivas políticas y sociales,  la usemos para apoyar a nuestro amado equipo, género musical o líder político con inteligencia y tolerancia a la diferencia, para defender y exigir nuestros derechos como ciudadanos, para instruirnos y para no dejárnosla  montar de políticos o de jefes explotadores, para dejar de comer entero, para no dejarnos meter los dedos en la boca en todas las cosas que vemos y vivimos, para saber que más allá del fútbol (ente de pasiones obsoletas) hay varias cosas que   deberían importarnos muchísimo más.

Es importante hacerles ver a estos "aguanteristas" que los espacios virtuales de opinión no deberían ser el triste reflejo de un país tan "in": intolerante, indolente e individualista.